¿POR QUÉ SE PRODUCE? Las causas que se atribuyen a este cuadro son diversas. La propia inmadurez del sistema digestivo de los bebés puede provocar contracciones de la musculatura intestinal, provocando dolor y dificultad para expulsar los gases.
¿SE PUEDE TRATAR?
Sí.
Los cólicos del lactante suelen ser un trastorno benigno que desaparece tras los primeros meses de vida, pero que se puede tratar y conseguir una mejora de los síntomas. Normalmente, la información que reciben los padres es que los cólicos son un trastorno pasajero que desaparecerá solo al cabo de unos meses. Pero la situación de malestar que provoca tanto en el lactante como en los padres hace que merezca la pena tratarlo cuanto antes. En Osteopatía se plantean los cólicos como un funcionamiento alterado del sistema digestivo, y que se puede mejorar con técnicas manuales viscerales y craneales. A nivel visceral se trata de normalizar las funciones de todo el sistema digestivo, relajando los tejidos abdominales, liberando el espasmo intestinal y disminuyendo los gases abdominales. En cuanto al tratamiento craneal, cabe explicar la gran importancia que tiene la normalización del nervio Vago. El nervio Vago tiene un origen intracraneal y sale hacia el sistema digestivo para controlar las funciones nerviosas autónomas. En el orificio de salida del cráneo, puede haber tensiones que impidan una correcta función de este nervio, por lo que trabajando para liberar estas tensiones, se puede mejorar la función del nervio Vago y con ello la función digestiva.
¿CÓMO SON LAS TÉCNICAS EMPLEADAS?
Las técnicas que se realizan en bebés están perfectamente adaptadas a ellos. Son técnicas muy suaves e indoloras que de inmediato producen una mejoría de los síntomas del lactante.
OTROS SÍNTOMAS
Los cólicos del lactante suelen ser una etiqueta diagnóstica en la que a veces aparecen otros síntomas que también podemos valorar y tratar en osteopatía, como son el estreñimiento, el reflujo gastroesofágico y la dificultad para expulsar gases, la alergia a la proteína de la leche de vaca, problemas con la lactancia (agarre, succión, deglución…). Conviene valorar cada caso particular junto con el diagnóstico médico del pediatra y hacer un tratamiento personalizado.