Constantemente se están produciendo lágrimas para ayudar a proteger la superficie del ojo. Estas pasan hacia el conducto lagrimal a través de una abertura muy pequeña en la esquina del ojo, cerca de la nariz. Esta abertura denominada conducto lagrimal se puede bloquear y entonces las lágrimas se acumulan y se derraman por las mejillas, incluso aunque el niño no esté llorando. En los bebés, este lagrimeo se vuelve notorio durante las primeras dos a tres semanas después del nacimiento.
Algunas veces, puede parecer que las lágrimas son más espesas y se pueden secar y formar costra. Este bloqueo del canal lagrimal puede aumentar el riesgo de infecciones en el ojo. Si hay pus en los ojos o los párpados se pegan, el bebé puede tener una infección ocular llamada conjuntivitis.
TRATAMIENTO
Esta afección es muy común y la mayoría de las veces se soluciona por si sola hacia los 12 meses de edad. De no ser así existen algunos procedimientos médicos y quirúrgicos para tratar de solucionarlo. Pero el tratamiento osteopático nos permite acabar con el problema de forma indolora, rápida y sin riesgos.
Las técnicas osteopáticas empleadas, como cualquier otra técnica en bebés son manuales, suaves e indoloras y tienen resultados muy satisfactorios en pocas sesiones.