Podríamos decir que desarrollamos 3 características que nos definen como humanos: andar, hablar y pensar.
Desde el nacimiento hasta aproximadamente los 8 años desarrollamos el aprendizaje del “andar”. Es importante que en esta etapa se haya trabajado la lateralidad.
El hito de ponerse de pie se consigue entre los 12 y los 18 meses y esta podría considerarse la primera fase del desarrollo motor.
El segundo hito, el “hablar” (lectura y escritura) se desarrolla en diferentes fases. El período abarca desde los 2 a los 13 años, cuando el área de Broca se acaba de mielinizar. Este hito se consigue en base a la consecución de la lateralidad (izquierda-derecha, arriba-abajo).
En cuanto al tercer hito, sobre el “hablar” se consigue el “pensar”. El primer acto de pensamiento se da a los 3 años, cuando el niño ya tiene conciencia de sí mismo, cuando ya dice “yo”.
Alrededor de los 18 años en la mujer y los 21-22 años en el hombre se produce la maduración intelectual, cuando acaban de mielinizarse las áreas prefrontales.
A veces se detectan problemas de aprendizaje cuando aparecen problemas en el habla, en la lecto-escritura. El problema es que se suele empezar a diagnosticar cuando hay problemas en el pensar, con test de inteligencia. Sería interesante hacer diagnósticos precoces, en el hito 2, en el hablar y no esperar a diagnosticar los problemas en el hito 3.
El cerebro se desarrolla en función al movimiento. La visión y el desarrollo motor están especialmente inferidos:
– Alteraciones motoras pueden limitar el desarrollo visual.
– Alteraciones visuales justifican a veces un pobre desarrollo motor y/o compensaciones motoras atípicas.
Por todo esto apoyamos el desarrollo motor saludable durante los dos primeros años de vida como la base sobre la cual se van a ir desarrollando todas las habilidades cognitivas futuras.
Es importante que los bebés tengan espacio para respetar el movimiento libre, que tengan su etapa suelo para poder moverse y explorar con total libertad y que se desarrollen siguiendo todas las etapas evolutivas: control cefálico, volteo, sedestación, reptación, gateo, bipedestación y marcha.
Si el mapa motor del bebé se genera en condiciones óptimas el desarrollo cognitivo tendrá mucho camino hecho.